domingo, 22 de febrero de 2009

MEME COSAS QUE ME PONEN DE MALA LECHE.

Recogiendo el guante lanzado por el señor Maeglin, vamos a proceder a contestar el MEME propuesto en el título del post.

Allá vamos, a ver por dónde salimos:

1) Los mediocres: personas que siendo absolutamente mediocres, se creen los reyes del mambo y como tales ejercen, no dándose cuenta de que desde un punto de vista analítico y pormenorizado quedan catalogados como seres ridículos cuya única función en este mundo es hacernos reír...de ellos.

2) Los pelotas: y sobre todo la variante "cuando estoy delante de ti te beso el culo, pero cuando no te estoy viendo la cara te pongo a caer de un burro". Deleznables.

3) Los progres de pacotilla: léase aquellas personas que catalogan a los demás como fascistas, pijos y otras hierbas semejantes, cuando ellos tienen un papi que vive -ellos también seguramente- en la Moraleja y les pagan todos sus vicios. Qué señoritos tan independientes.

4) Los programas de "Marujas": Gran Hermano, Granjero busca y otros grandes éxitos traiditos desde el averno, en bandeja de plata, por el mismísimo Lucifer. Representación clara y preocupante de una sociedad en decadencia. Valores, cero; clase, menos -10; buen gusto, menos infinito. Nadie lo ve, porque ya sabemos todos que los documentales de bichos de La 2 lo petan todo, pero siempre son los primeros en audiencias. ¿Por qué será...?.

5) Los fanáticos religiosos: sobre todo la versión "si tú no crees, estás yendo por el mal camino. Yo soy perfecto e inmaculado"...Si supiesen por dónde me paso sus afirmaciones...

6) El 99,9% de los periodistas: vendidos, inútiles, mediocres y los artífices de unos medios de comunicación de charanga.

7) Los "salvadores de ballenas": sobre todo la versión "mi sociedad se cae a pedazos, hay un paro de la leche, una crisis del copón, pero mi máximo afán en la vida es luchar por los derechos de las hormigas rojas del oeste de Tanzania". Apasionante su labor, sin lugar a dudas...

8) La hipocresía: pongo a parir ciertas actitudes y luego hago exactamente lo mismo. Pero porque yo lo valgo. Curiosa actitud, sin duda. Y hasta ahí puedo leer.

9) Los idiotas que escuchan la música del móvil a todo volumen en el transporte público: merecedores todos ellos de ser llevados a perreras municipales. Contaminadores del medio acústico, provocadores de enormes cafeleas y muchas más cosas que aquí escribir no puedo.

10) El reaggeton: más conocido como "a ver cómo podemos joder al personal haciendo una música repulsiva, asquerosa, que enganche a los jóvenes idiotas de la sociedad actual". Tiene una forma de actuar parecida al cangrejo americano de río: se introduce en un ámbito y acaba con lo autóctono, siendo esto último de mejor calidad -es un decir, evidentemente-.



Y porque ahora no se me ocurren más...y porque muchas no son políticamente correctas, que si no...

lunes, 16 de febrero de 2009

Esos melenudos rockeros

Para cada momento de la vida existe una música. Cada momento de ánimo requiere administrarle al cuerpo lo que necesita y le pide.

Puede ser a base de atragantones gastronómicos, o pegándose una pechada de tabaco -como es el caso-, o ponerse los auriculares para desconectarse y evitar así el pensar más de lo debido, pues no es recomendable hacerlo cuando tantas cosas y tan malas se te pasan por la cabeza.

Y lo que en este momento pide mi cuerpo es caña rockera sin más pretensiones, que ya es bastante.

Para ilustrarlo, qué mejor que volver a escuchar a los melenudos rockeros que pulverizan records en ventas de entradas a las 3 horas de ponerse en venta. España entera podrá disfrutar de su magia en directo los meses de Abril y Junio. Y allí estaré yo, como no podría ser de otro modo.



jueves, 5 de febrero de 2009

El maestro era así


Hace tiempo que nos abandonó,

pero sus escritos, llenos de ironía, depurado dominio del lenguaje y amplio conocimiento en materia taurómaca, siguen haciéndonos pasar un muy agradable rato.

Lo atestiguan aficionados y no aficionados. Por algo será...

Va por Vd., maestro.



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El País. JOAQUÍN VIDAL, Sevilla. Pepín y los 'yonquis'

Los toros parecían yonquis yPepín Liria se peleó con ellos. A ver quién tenía más de lo que hay que tener. Lo tenía Pepín Liria, según se demostró de manera fehaciente. No porque estuviera a la vista; antes bien, los únicos que lo mostraban eran los toros, con total desvergüenza, y les colgaría grandote y bamboleante, pero para lo que les servía....

Pepín Liria, en cambio, pudendo y recio, se pasó la tarde fajando con los yonquis y les daba para ir pasando. A uno de ellos le cortó una oreja. Al otro no le cortó nada, pues el toro-yonqui, al mugido de «Antes morir que perder la oreja«, se tumbó a verlas venir. Los yonquis, menudos son.

Los yonquis, si se empeñan, no hay forma de hacer carrera con ellos. Salió uno en cuarto lugar, y ese debió cogerla de anís pues devino volatinero. Estaban en lo que llaman solemnemente tercio de varas y se dedicaba a correr por allí pegando tumbos, buscando una farola donde agarrarse. A veces caía de hocico, y entonces iba, apoyaba los cuernecillos en la arena y trazaba en el aire una impresionante voltereta.

Este toro de estilo Domecq -puro artista, por tanto- para el circo, no habría tenido precio. Dos espectaculares volteretas dio y aseguraba la afición que nunca había visto nada igual.

Al toro volatinero y a otro de borreguil condición Litri los trapaceó de capa y de muleta con voluntariosa reiteración. Es admirable la tenacidad de Litri para resistir las embaucadoras llamadas del arte.

Los toros con pinta de yonquis a Jesulín de Ubrique no le inspiraban ninguna intervención de mediano fundamento. El segundo de su lote fue devuelto al corral para evitar malos ejemplos y contagios, pero el sustituto que llaman sobrero resultó de peor condición. Titular y sobrero eran víctimas del mismo vicio y Jesulín de Ubrique, que no estaba para redimirlos ni para integrarlos en la vida administrativa, les dio un poco de coba y en cuanto pudo se los quitó de en medio.

El tercero lo devolvieron al corral por su manifiesta inutilidad y el que tomó su puesto no es que poseyera mayor lucidez ni fortaleza, sino que le salió al paso Pepín Liria, torero macizo de férrea voluntad y arrebatado temperamento.

Con Pepín Liria no valen las bromas. Y pues se propuso pegarle al crepuscular especimen los derechazos y los naturales, se los pegó. Se los pegó, valeroso y recrecido, no una sino cuantas veces quiso; con ellos, ceñidos pases de pecho; de propina, un circular citando de espaldas que puso al público en pie; y por si hubiera dudas acerca de quien mandaba allí, menudeó amenazantes desplantes que dejaron al toro hecho una piltrafa. Y, naturalmente, la faena y el estoconazo con que la remató le valieron la oreja.

Al sexto es evidente que Pepín Liria pretendía cortarle las dos y para demostrarlo se marchó a recibirlo a la puerta de chiqueros. La recepción resultó tremendamente emotiva: tres largas cambiadas de rodillas tiró, capoteó después a la verónica y al rematar los lances la Maestranza estaba convertida en un auténtico manicomio; el tendido era un delirio.

La impresión del sobresalto y el murmullo de las emociones no se habían apagado cuando, ya en el último tercio, Pepín Liria citó de lejos al toro con el propósito de darle un pase cambiado. Pero el toro mantenía distinta opinión. El toro había decidido que el pase cambiado se lo diera a Rita. No sólo el pase cambiado sino todos los que haya podido inventar la tauromaquia y recopilar el Cossío.

La situación llegó a ser desesperante: Pepín Liria presentando la muleta, el toro limitándose a olerla pues debía creer que se trataba de una papelina. Y en estas que se produjeron tres pases por alto. Los tres pases por alto ya no pertenecían a la tauromaquia concebida e inventariada sino que surgían de nuevo cuyo; una creación exclusiva e irrepetible, inspirada en la religión mahometana. Dice la leyenda: «Si el monte no viene a Mahoma, que Mahoma vaya al monte«. Y tal cual procedió Pepín: acudió y le pegó al inmóvil toro los tres pases por alto.

Las cosas de los yonquis: al comprobar que su tozuda pasividad no impedía que le pegaran pases, se tumbó. Lo que a partir de ahí no lograban las cuadrillas tirándole de los cuernecillos y del rabo lo consiguió el puntillero emprendiéndola a cachetazos. Harto el asendereado toro de que le zurraran el testuz, se levantó. Y eso le permitió a Pepín Liria matarlo según mandan los cánones, que es con estoque y a volapié. Y lo celebró mucho el público. Y dio una triunfal vuelta al ruedo.
¡Y olé!

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domingo, 1 de febrero de 2009

Qué temazo

Corría el año 1988 cuando varios grupos musicales se dispusieron a hacer un sentido homenaje al por entonces encarcelado Nelson Mandela.

Muchos fueron los grupos invitados a tal evento, y para coronar el espectáculo llegó la sorpresa: Dire Straits, grupo que había estado desaparecido del mapa desde hacía 2 años, desde su última gira "Brothers in arms", aparecía de nuevo en escena. Y no sólo eso, sino que, además, lo hacía con un invitado de lujo en sus filas: Eric Clapton.

La sorpresa fue mayúscula y el nivel de la actuación de Knopfler y sus muchachos, sobresaliente.

Pero si hay algo que se recordará en esa noche es esta versión antológica de unos de sus temas más señeros: Brothers in arms.

El sonido de esa Pensa-Shur, estrenada ese día para la ocasión, más la emotividad del momento, sumado todo a las lágrimas del genio escocés en cierto momento de la interpretación del temazo, lograron crear un clímax difícil de alcanzar en cualquiera de sus posteriores actuaciones. De ése y de otros días.

Es la magia momentánea que, quien tiene oportunidad de presenciarla, no la olvida para los restos.

Hoy, los menos afortunados, podemos solazarnos volviendo a rememorar momentos como éste de gran intensidad, calidad y, sobre todo, emotividad bien entendida.

Disfruten.