lunes, 26 de octubre de 2009

Blogs de "buen ver"

Lo primero es agradecerle a la señorita Isa Chan que se haya acordado de un servidor al otorgarle este premio blogero.

Éste consiste en nombrar aquellos blogs que por su contenido o por afinidad con sus creadores, uno considera que han de ser vistos, visitados, loados, amén de merecedores de todos los parabienes que a bien tengan ustedes el dispensarles.

Imagino que voy a ser reiterativo en mis "consentidos", como dicen allá por tierras mejicanas, pero por si acaso, y por si no quedaba suficientemente claro, pasaré a nombrar aquellos espacios que me merecen siempre el realizarles reiteradas visitas.

Patio de los Senescales: Por muchas razones; primero porque es un gran amigo -de los de verdad-, porque su contenido es rico y variado y, por qué no decirlo, porque muchas veces nos deleita la vista con su archiconocida sección -que ha creado escuela- "Finas y monas". Un fijo.

La patata piloto: Más de lo mismo, una gran chavala, con un gran sentido del humor y unas entradas en su espacio que siempre sorprenden por su frescura. Enhorabuena, por cierto. ;)

Emyn Arnen: Espacio de enorme clase, gran pluma, y cuidado contenido, comandado por la señorita Andrómaca. Cierto es que muchas veces los temas tratados no están en mi ámbito de gustos y preferencias, pero siempre es interesante el instruirse en aquellos lugares donde te dan a conocer materias en las que uno anda flojo.

Blog A: Qué voy a decir que no haya dicho ya sobre este espacio y su entrañable dueña. Sinceridad y compromiso -con el que algunas veces estoy de acuerdo, y otras no tanto- en un blog que a nadie deja indiferente.

Sin otra que la presente, simplemente darle la enhorabuena a los premiados, obsequiándoles, además, con esta pequeña joyita musical:


Disfrútenla.

lunes, 19 de octubre de 2009

Generación rockera de los '70: Thin Lizzy



















Cambiando totalmente de tercio,

tras mis particulares estacazos a los titiriteros, mis loas a los verdaderamente válidos, y mi periódica muestra de admiración por el gran Pérez Reverte, toca volver a mis orígenes, -no es meter código como un loco, aunque últimamente me estoy llegando a saturar- que no son otros que los guitarrazos de los melenudos rockeros de los años 70.

Si he de ser sincero, no conozco la historia completa del grupo, ni siquiera soy un gran conocedor de los pormenores de Phillip Lynott y sus muchachos, pero lo que sí puedo asegurarles es que estos señores hacían una música de altísima calidad, y comprobarlo van a poder ustedes en las muestras que aquí les voy a dejar.

Según reza su biografía, empezaron a finales de los sesenta, aunque no fue hasta mediados de los setenta cuando dieron su primer pelotazo con un tema antológico que a todos sonará: Whiskey in the jar.

Hasta llegar a principios de los '80, cuando su mítico bajista Phill Lynott decidió afrontar una irregular carrera en solitario, hasta su muerte en el '86, Thin Lizzy fue desgranando en discos toda la capacidad artística que a los grandes de su época les era habitual: variedad de estilos, contundencia, lirismo y, sobre todo, personalidad arrolladora, de la que tanto adolecen las actuales bandas.

Por tanto, y como ya he comentado, aquí les dejo los que bajo mi punto de vista son sus temas más representativos:










Waiting for an Alibi (no he podido encontrar un enlace insertable como objeto de Flash Player, así que pinchen directamente en el hipervínculo, please).

P.D.: Este post se lo dedico a la señorita Blog A.

martes, 13 de octubre de 2009

Lección a los "titiriteros".


















Pueden leerse y escucharse en multitud de ocasiones los lloros y los lamentos de los titiriteros que conforman el conglomerado del cine español, hablando sobre la poquísima protección que tienen, lo poco que la gente acude a las salas de cine a ver sus obras, y que a los que descargan pelis con la mula habría que quemarlos en la hoguera.

Ya sabemos cómo se las gastan la Bardem y gente de similar ralea, que es de las peores que imaginarse pueda.

No se dan cuenta, en cambio, que nadie está interesado en sus obras; sus películas dan verdadero asco y producen vergüenza ajena, por no hablar de la otitis que produce el escuchar la música hispana a día de hoy.

Sin embargo existen dos oasis en el desierto en forma de dos artistazos como la copa de un pino: Alejandro Amenábar y Fito Cabrales, de "Fito & Fitipaldis".

El primero acaba de crear una verdadera joya llamada "Ágora" que, aquél que todavía no la haya visto, ya está tardando, pues es casi imposible crear una película de tal belleza y regusto a día de hoy, en un mundo cinematográfico dominado por los efectos especiales, las historias vacías, e imágenes impactantes de cara a la galería.

Por otro lado, Fito Cabrales: genial guitarrista y mejor compositor, que ha vuelto a sacar un nuevo disco en el mercado: "Antes de que cuente diez", al que me he asomado muy poco porque prefiero escucharlo en todo su esplendor antes de su concierto del día 28 de diciembre en Madrid.

Dos ejemplos, dos, de auténtico talento hispano, alejado de la mediocridad y el politiqueo que se traen todos esos farsantes titiriteros más preocupados en dar lecciones de moral -a quien puedan dárselas-, robar al ciudadano, amén de joderle las papilas gustativas y los tímpanos con toda su basura pseudo-artística.


jueves, 8 de octubre de 2009

Don Arturo, es usted sencillamente el mejor.

























Como siga escribiendo cosas como éstas,

no voy a tener más remedio que montar manifestaciones callejeras para pedir su inmediata canonización como único y verdadero santo, luz y guía de la humanidad entera. Jajajajaja.

Disfruten, porque no tiene desperdicio.

P.D.: La frase final es de lo más grande que he leído en mucho tiempo.

APATRULLANDO EL ÍNDICO

Imperativos de las artes gráficas obligan a escribir esta página un par de semanas antes de la fecha en que se publica. Lo aclaro porque es posible –poco probable, pero posible– que, cuando lean estas líneas, la fragata española destacada en el Índico haya destruido a cañonazos a toda una flotilla de piratas somalíes, o que nuestros comandos de la Armada, tras recibir vigorosa luz verde del implacable Ministerio de Defensa español, hayan liberado heroicamente a varios rehenes españoles o extranjeros, liándose a tiros, bang, bang, bang, y dándoles a los malandrines las suyas y las del pulpo sin pagar rescate ni pagar nada. Que no creo, la verdad. Aquí eso del bang bang se mira mucho, no vayamos a darle a alguien, que encima es negro y desnutrido, aunque lleve Kalashnikov, y a ver qué dicen luego la prensa, las oenegés y las estrellas del cine español. Pero nunca se sabe.

Hoy quiero hablar de una foto. En ella aparece la titular de Defensa, señora Chacón, con varios portavoces parlamentarios –el señor Anasagasti, la señora Rosa Díez y algún otro padre y madre de la patria– a los que invitó al océano Índico para retratarse a bordo de la fragata Numancia; que como saben forma parte del dispositivo internacional que allí protege, o lo intenta, el tráfico mercante. En la foto, los portavoces varones y hembras sonríen felices, cual si acabaran de cantarle a la marinería lo de «Soldados sin bandera/soldados del amor», satisfechos por llevar al cuerno de África un mensaje de compromiso y firmeza. Mucho ojito, piratas malvados, que con España no se juega. Aquí estamos todos, unidos como una piña colada, para dar aliento a nuestros tiradores de élite. Cuidadín. Etcétera. Estoy seguro de que, después de verlo en el telediario, las familias de los tripulantes de atuneros, petroleros, portacontenedores y otros barcos españoles duermen tranquilas. Relajadísimas. Nuestra Armada está ojo avizor, y nuestros políticos la apoyan. El protocolo operativo contempla el uso de la fuerza, siempre y cuando no peligre la vida de secuestrados ni de secuestradores. O algo así. A ver qué pirata le echa huevos y se atreve ahora.

Debo confesar algo inconfesable. Y, por tanto, lo confieso. Habría dado mi colección completa de primeras ediciones en gabacho de Corto Maltés –blanco y negro, editorial Casterman– porque, en el momento mismo de la foto, una docena de piratas somalíes hubiesen decidido sumarse por su cuenta al homenaje. Me tiembla el dedo de placer, dándole a la tecla, al imaginar a una docena de Isas y Mojamés abordando la Numancia con su cayuco mientras todo el mundo estaba pendiente del fotógrafo. Hola, buenas. Aquí mi cuñado, aquí mi primo. El del lanzagranadas es mi suegro. De momento nos van a pagar ustedes veinte kilos en billetes nuevos. Si no es molestia. Y díganle a la rubia de las gafas y los piños que deje de hablar por el móvil pidiendo auxilio y se siente, coño.

Y luego el operativo. Gabinete de crisis en Moncloa. Café y expertos. Ese presidente Zapatero telefoneando a Obama para preguntarle qué haría él en un caso similar, y el otro respondiendo que ya lo hizo: no pagar un duro y cargarse a los malos. Eso es totalitario, responde Zapatero. Indigno de un presidente afroamericano de color. Entre Sarkozy y tú me vais a desmontar el chiringuito con vuestros putos pistoleros. Nosotros tenemos Alianza de Civilizaciones, chaval. Somos líderes en eso. Además, te informo de que la violencia sólo engendra violencia. La piratería está tocando fondo, dentro de un par de meses empezará a disminuir, y mi gobierno ya toma medidas para que cuando desaparezca del todo, que será pronto, África y sus habitantes encuentren a España preparada para convertir aquello en Hollywood. Que no te enteras, tío.

Y después, tatatachán, el desenlace. Al alba y con viento de levante, tras arduas y enérgicas negociaciones a través de la embajada de Cataluña en Mogadiscio, el ministro Moratinos anuncia otro éxito diplomático y humanitario sin precedentes: «Hemos pagado enérgicamente –dice sin despeinarse– el rescate en un tiempo récord, cosa nada fácil con las transferencias, los horarios de bancos y demás. En cuanto a lo que de verdad preocupa a los españoles, la salud de los piratas, diré que todos se encuentran bien; excepto uno que, al abalanzarse a robarle el reloj al señor Anasagasti, resbaló y se hizo pupita en un dedo. La ministra de Defensa ha fletado un avión para trasladarlo a un hospital de Madrid –ella misma le sostiene el gota a gota de plasma–, y confiamos en su recuperación. Son daños colaterales inevitables en estas operaciones de precisión y alto riesgo. Por otra parte, el cabo primero de infantería de marina Manolo Gómez Cascajo, que en un momento dado sugirió coger los Cetmes y achicharrar por el morro a los piratas, ha sido seriamente amonestado por Defensa, y su próximo destino será censar focas en Chafarinas. Por querer matar negros y por fascista».

lunes, 5 de octubre de 2009

Led Zeppelin, grupo de rock definitivo



Consultando el Spotify,

en la sección de biografía, uno puede encontrarse curiosos datos sobre el artista que está escuchando en ese preciso instante.

No es el caso de Led Zeppelin, pues los señores creadores de este soberbio software, aún no habrán podido conseguir los derechos para publicar en su base de datos la discografía del portentoso grupo de rock británico.

Aun así, uno puede leer sobre ellos una frase que los define a la perfección: "el grupo de heavy definitivo".

Y mucha razón se esconde tras esta grandilocuente frase, pues se trata, sin ningún lugar a dudas, del grupo más influyente e importante que parió la soberbia década musical de los '70.

El mérito es aún mayor si se tiene en cuenta los conjuntos con los que competía en aquellos momentos, pues nos faltarían entradas del blog y espacio en la memoria para hablar sobre todos aquellos grupazos que dio a luz aquella prodigiosa década.

Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham son el cuarteto que marcó una época, con su inmensa variedad de estilos, sus apabullantes directos, sus colosales álbumes, sus inmarcesibles obras maestras, entre las que destaca la inconmensurable Stairway to heaven, considerada por muchos expertos como la mejor canción de la historia, amén de uno de los mejores solos de guitarra jamás interpretado.

Page un maestro de las seis cuerdas; el particular tono de voz del gran Robert Plant; la versatilidad del siempre eficaz Paul Jones y, por supuesto, la inestimable aportación del mejor batería de la historia: John "Bonzo" Bonham.

Desde finales de los 60 hasta 1980, año de la trágica muerte de Bonham, impusieron su ley en los escenarios, marcaron una época, y nos dejaron tantas joyas que enunciarlas sería tarea imposible.

Por ello aquí les dejo las que, según mi parecer, son sus obras más impactantes.

Disfrútenlas.

Stairway to heaven


Rock and roll


Immgrant song


No quarter