El tema saltó a los medios de comunicación hace relativamente poco, lo cual no deja de ser una sorpresa. Aunque teniendo en cuenta quién era una de las partes implicadas, el razonamiento es mucho más simple de lo que parece y un tanto triste, para qué nos vamos a engañar a estas alturas de la película.
Se trata de la concesión de los premios a las Bellas Artes que, en su versión taurina –ya saben, aquélla en la que hay cuernos, monteras y señores orondos montados a caballo- han tenido bien concedérselo a los afamados diestros: Paco Camino, José Tomás y Francisco Rivera Ordóñez.
Otros ilustres toreros ya lo consiguieron en su momento. Por ejemplo, Curro Romero, el Faraón de Camas, reserva espiritual de arte, inspiración e... indolencia -todo hay que decicrlo- que en sus momentos de mayor creación lograba dejar transido al público, el cual quedaba emocionado por la correcta e impecable interpretación de los lances fundamenales que componen el llamado Arte de Cúchares aderezados, además, con ese toque especial de torería muy particular en los verdaderos maestros, lo que les diferencia del resto de stajanovistas del derechazo que por estos andurriales abundan.
Centrándose en lo acaecido hace unos meses, escuchamos que los señores Camino y José Tomás han desestimado el premio por considerar indigno que un caballero como Rivera Ordóñez obtuviese su mismo galardón que, visto desde la perspectiva de un verdadero aficionado, sonrojaría al más pintado. No les falta razón a ambos. Bien analizado uno podría llegar a la cruel conclusión de que el premio concedido al hijo de Paquirri y nieto de Don Antonio Ordóñez viene motivado más a una cuestión publicitaria que a una basada en méritos puramente laborales del torero, lo cual no sería nada descartable teniendo en cuenta qué clase de diestros son los más afamados dentro de la sociedad, y que pocas o muy pocas veces tiene que ver con los verdaderos intérpretes del toreo puro. Inquietante.
Imagínense el caso de que en una hipotética entrega de premios de pintura estuviesen Velázquez, Goya y el chaval con gorra del barrio que hace graffittis en la pared de ladrillo que se cae a pedazos a la vuelta de la esquina de tu casa. Sorprendente, ¿verdad?.
A mí, personalmente, me daría vergüenza; me haría sentir el formar parte de un circo cuyo mayor interés no es el reconocimiento de tus valores y cualidades, sino vender titulares, tener un espacio en las revistas de papel cuché, ser la comidilla de enteradillos que no han visto una corrida en su vida pero se atreven a sentar cátedra en materia taurómaca y, a los dos días, si te he visto no me acuerdo. ¿Verdad, contertulios de la Campos y similares?.
Muchos callarían, pondrían la mano, cobrarían y todos tan contentos. En cambio, los maestros, de vuelta de todo, con más conchas que un galápago, estos premios les son absolutamente irrelevantes, pues lo que han tenido que decir lo han hecho donde deben: en el ruedo, delante del toro y ante la conspicua afición de Madrid, que no es tema baladí. El hecho de que este galardón suponga un reconocimiento a su trayectoria supone un bonito halago. Pero cuando este halago pierde el valor primigenio por agravio comparativo, se convierte en ofensa y en tomarse a filfa tantos años de entrega, pundonor, clase y arte.
En cambio otros, tan contentos, recogerán el premio, lo pondrán en la vitrina del baño y seguirán a lo suyo, que es llevárselo crudo, salir en las revistas y cometer atentados artísticos por los cuales nadie les va a pedir cuentas y, además, se lo van a agradecer tanto o más que a los otros.
La vida es así de injusta y, si te rebelas y dices una palabra más alta que otra, no sales en la foto y te tachan de prepotente.
Así son las cosas, lamentablemente. Y, afortunadamente, siempre queda afrontar tales circunstancias con vergüenza. Y si es torera y de calidad mucho mejor. Qué duda cabe.
PD: Este post se lo dedico a un señor del cual se van a cumplir 7 años de su muerte. Te seguimos recordando, maestro Joaquín Vidal.
Se trata de la concesión de los premios a las Bellas Artes que, en su versión taurina –ya saben, aquélla en la que hay cuernos, monteras y señores orondos montados a caballo- han tenido bien concedérselo a los afamados diestros: Paco Camino, José Tomás y Francisco Rivera Ordóñez.
Otros ilustres toreros ya lo consiguieron en su momento. Por ejemplo, Curro Romero, el Faraón de Camas, reserva espiritual de arte, inspiración e... indolencia -todo hay que decicrlo- que en sus momentos de mayor creación lograba dejar transido al público, el cual quedaba emocionado por la correcta e impecable interpretación de los lances fundamenales que componen el llamado Arte de Cúchares aderezados, además, con ese toque especial de torería muy particular en los verdaderos maestros, lo que les diferencia del resto de stajanovistas del derechazo que por estos andurriales abundan.
Centrándose en lo acaecido hace unos meses, escuchamos que los señores Camino y José Tomás han desestimado el premio por considerar indigno que un caballero como Rivera Ordóñez obtuviese su mismo galardón que, visto desde la perspectiva de un verdadero aficionado, sonrojaría al más pintado. No les falta razón a ambos. Bien analizado uno podría llegar a la cruel conclusión de que el premio concedido al hijo de Paquirri y nieto de Don Antonio Ordóñez viene motivado más a una cuestión publicitaria que a una basada en méritos puramente laborales del torero, lo cual no sería nada descartable teniendo en cuenta qué clase de diestros son los más afamados dentro de la sociedad, y que pocas o muy pocas veces tiene que ver con los verdaderos intérpretes del toreo puro. Inquietante.
Imagínense el caso de que en una hipotética entrega de premios de pintura estuviesen Velázquez, Goya y el chaval con gorra del barrio que hace graffittis en la pared de ladrillo que se cae a pedazos a la vuelta de la esquina de tu casa. Sorprendente, ¿verdad?.
A mí, personalmente, me daría vergüenza; me haría sentir el formar parte de un circo cuyo mayor interés no es el reconocimiento de tus valores y cualidades, sino vender titulares, tener un espacio en las revistas de papel cuché, ser la comidilla de enteradillos que no han visto una corrida en su vida pero se atreven a sentar cátedra en materia taurómaca y, a los dos días, si te he visto no me acuerdo. ¿Verdad, contertulios de la Campos y similares?.
Muchos callarían, pondrían la mano, cobrarían y todos tan contentos. En cambio, los maestros, de vuelta de todo, con más conchas que un galápago, estos premios les son absolutamente irrelevantes, pues lo que han tenido que decir lo han hecho donde deben: en el ruedo, delante del toro y ante la conspicua afición de Madrid, que no es tema baladí. El hecho de que este galardón suponga un reconocimiento a su trayectoria supone un bonito halago. Pero cuando este halago pierde el valor primigenio por agravio comparativo, se convierte en ofensa y en tomarse a filfa tantos años de entrega, pundonor, clase y arte.
En cambio otros, tan contentos, recogerán el premio, lo pondrán en la vitrina del baño y seguirán a lo suyo, que es llevárselo crudo, salir en las revistas y cometer atentados artísticos por los cuales nadie les va a pedir cuentas y, además, se lo van a agradecer tanto o más que a los otros.
La vida es así de injusta y, si te rebelas y dices una palabra más alta que otra, no sales en la foto y te tachan de prepotente.
Así son las cosas, lamentablemente. Y, afortunadamente, siempre queda afrontar tales circunstancias con vergüenza. Y si es torera y de calidad mucho mejor. Qué duda cabe.
PD: Este post se lo dedico a un señor del cual se van a cumplir 7 años de su muerte. Te seguimos recordando, maestro Joaquín Vidal.
8 comentarios:
Pues yo no lo devolvería, teniendo en cuenta que me lo he ganado. :P ¡Con lo que cuesta que te reconozcan algún mérito hoy día! Pasa como los Premios Príncipe, que para muchos van degenerando... o los Oscars... o los Grammys... ¿Te imaginas a un buen músico (pongamos MK) devolviendo el premio porque se lo dan a un adolescente horterilla de moda años después? Como dice Jesús Sarmiento, "sigo pensando..."
Creo que aqui los egos de los diestros tambien suman a esta polémica o mejor dicho restán a un mundo tan cercado y asediado como el de los Toros.
No me muevo en el mundo del toro, pero entiendo tu crítica que puede extenderse a muchos otros ámbitos del espectáculo donde prima más el ser famosillo que el trabajo en sí.
Saludos
En este caso, más que un pitillo, un farias. Gran artículo y genial el símil estajanovista.
Devolver la medalla es un gesto duro y supongo difícil, pero los premios y reconocimientos también pueden quedar desiertos. El listón nunca debe rebajarse, porque entonces... no se premia ni el esfuerzo ni la superación, sino al más destacado de los mediocres.
Los toros necesitan de buenos toreros porque matar con elegancia no es fácil y lo que se ve en muchas plazas son auténticas carnicerías. De ahí que yo ya prefiera el forcado portugués o los recortes, quiebros y saltos. Puro y duro espectáculo sin una gota de sangre (bovina, se entiende).
Un saludo y sí, por supuesto, sigamos pensando... ;)
El mundo del toreo es como una hermandad hermética, cuando a uno de los sños le ahcen un feo, este queda marcado para siempre.
Pero a mi me da igual, que hagan lo que quieran
Patata: El premio no es que esté otorgado en años distintos a toreros de diferentes épocas, sino que se les ha concedido el mismo año por méritos bien distintos.
Maeglin: No es ego, sino torería de muchos kilates la que hace falta para renunciar a un premio por considerarlo desprestigiado.
Blog A: En efecto. En este caso ha primado el hecho de ser hijo de tal, salir en las revistas del corazón y ser "mu mono". Es decir, méritos taurinos, cero.
Jesús: El término stajanovista ha sido una licencia que me he tomado prestada del gran Vidal, a quien está dedicado este artículo y todos aquéllos que sobre el Arte de Cúchares escriba.
Senderista: Hermético mundo ha sido siempre, aunque con grandes entendidos y gentes de la cultura muy interesados por el mismo. Ahí tiene los ejemplos de Valle-Inclán, Lorca, Picasso, Goya y tantos y tantos otros.
Gracias por opinar a todos Vds.
oye, que hay graffitis que son verdaderas obras de arte. pero estoy de acuerdo con lo de los toros, la supuesta habilidad que tuviera paco rivera ordoñez la perdió hace mucho.
no soy mucho de los toros pero has hecho un buen post. Una cosa no quita la otra.xd
saludos!!!!!
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