Feria de San Isidro
Cuvillo/”El Juli”, ”El Cid”, Perera
Toros de Núñez del Cuvillo: Mal presentados, alguno sin el trapío mínimo exigible en una plaza de primera. En general inválidos y aborregados. A casi todos se les simuló el segundo puyazo. El cuarto noble y flojo, el de mejor juego.
”El Juli”: Estocada trasera y tendida, descabello (Silencio); Estocada trasera y tendida y tres descabellos (Silencio).
”El Cid”: Tres pinchazos y bajonazo (Silencio); Pinchazo hondo y dos descabellos (Palmas).
Miguel Ángel Perera: Bajonazo (Silencio); Aviso, pinchazo, estocada corta y descabello (Silencio).
Carlos G.
Cuvillo/”El Juli”, ”El Cid”, Perera
Toros de Núñez del Cuvillo: Mal presentados, alguno sin el trapío mínimo exigible en una plaza de primera. En general inválidos y aborregados. A casi todos se les simuló el segundo puyazo. El cuarto noble y flojo, el de mejor juego.
”El Juli”: Estocada trasera y tendida, descabello (Silencio); Estocada trasera y tendida y tres descabellos (Silencio).
”El Cid”: Tres pinchazos y bajonazo (Silencio); Pinchazo hondo y dos descabellos (Palmas).
Miguel Ángel Perera: Bajonazo (Silencio); Aviso, pinchazo, estocada corta y descabello (Silencio).
Carlos G.
¡Miau!
Vinieron las figuras y ya se sabe… todos los gatos salieron de sus escondrijos para ser lidiados a mayor honor y gloria de los prebostes del escalafón taurino, que no de la Fiesta en sí.
Ocurre casi siempre, y con similar resultado la mayor parte de las veces. Llegan los mandamases del toreo, se traen los toros de juguete bajo el brazo y el coso venteño se convierte en una auténtica gatada indigna de ser lidiada en una plaza de primera. Y no contentos con ello van, encima, y les da por caerse y morirse…
Algunos se llevan a engaño y con semejante treta logran convencer y crear opinión entre los menos doctos en materia taúrica, que en plena isidrada son los más. Existe un extraño convencimiento por parte de muchos aficionados, propagado por los toreros, sus representantes y sus palmeros, de que los toros se caen porque están gordos y pesan demasiado.
Qué mejor medicina que ver la realidad de los hechos, que no es otra que justo la contraria que ellos proponen: una infame becerrada, con aires gatunos, que se caía por los suelos nada más recibir los primeros lances con los capotes. Un engaño mil veces descubierto pero no por ello menos veces repetido. Y es que ya se sabe: una mentira repetida muchas veces puede convertirse en verdad, y crear opinión. Infundada, claro está, pero opinión al fin y al cabo.
El público de Madrid, al menos un gran sector del mismo, no cayó en el engaño, y coreó con rotundos “miaus” cada lance que se le daban a los pequeños felinos que por el albero iban saliendo. Y es que dársela con queso a la dura y exigente cátedra tiene su mérito, más no fue ésta la ocasión, y salieron trasquilados del envite.
“El Juli” se cuidó mucho de no meterse en demasía con sus dos piltrafas con cuernos que se caían al menor soplido, los cuidó para que llegasen frescos al tercio de muleta, mas imposible era realizarles el toreo a semejante putrescente género. Ello no fue óbice para que el madrileño se pusiera hecho un pelmazo pegapases, le tirase todas las líneas habidas y por haber, y no ligase dos pases seguidos si no era por medio del truco y el engaño, que consiste en citar con el pico y descargar la suerte constantemente. Ya está demasiado visto y el efecto novedad en él no tiene cabida. Otra vez será.
“El Cid”, que es un torero de una pieza, con semejante ganado gatuno poco o nada tiene que decir, pues su carrera está basada en el toreo auténtico realizado con el toro auténtico, con el cual ha cosechado rotundos y muy merecidos éxitos. Mas esta vez tiró por la calle del medio, se apuntó a la becerrada que traían bajo el brazo, y el tiro le salió por la culata. Con el primero estuvo ejerciendo de enfermero con la muleta a la altura de las orejas, pues cuando se le ocurría bajarla para domeñar la embestida –sic- del becerro, éste caía esmorrado en la arena. Con su segundo, un precioso gatito jabonero que sacó genio y embestidas pastueñas, no se acopló con él, pegando muchas carreras y asentando poco las zapatillas, pues la codicia del felino desbordándole estaba. Quizá por lo sorpresivo que tales ánimos surgiesen de un cuerpecito tan pequeñito y adorable como la de aquel becerrito tan lindo. Intentó el toreo al final, más era imposible, pues se acabó la gasolina del bovino especímen y hubo de abreviar.
Miguel Ángel Perera es un auténtico jabato y su estoicismo requiere de embestidas codiciosas, bravas y humillantes…justo lo contrario de lo que tuvo enfrente. Dos cadáveres con cuernos a los que realizarles el toreo de dominio y mano baja era poco menos que una quimera. Aun así, y quizá contagiado por el pegapasismo imperante del escalafón actual, estuvo hecho un pelmazo y le dieron un aviso antes de entrar a matar a su segundo, no habiendo realizado nada de mediano fuste hasta ese momento. ¿Alguien entiende semejante disparate?.
Lo único destacable de esta infame gatada fueron los dos grandes pares de Alcalareño al quinto y que en la plaza había mucha gente guapa y famosa. Monarcas inclusive.
Imagino que esperarían otra cosa de la tarde. O tal vez no, sabían a lo que iban, y por eso llevaban una sardina en el bolsillo de la americana y un platito de leche por si alguno de los seis felinos les daba por hacer arrumacos cerca de la barrera.
Eran tan monos ellos…
5 comentarios:
Jajaja, ¿en serio corearon maullidos?.
Jajajaja, que golpe de gracia. Anda que el que no corre vuela en la fiesta nacional.
Se nota que disfrutas con estas cosas. No entiendo de toros, lo que se dice una completa ignorante, pero me encanta leerte porque escribes como los ángeles, yo no tengo ni tu arte ni tu esgrima literaria.
Un beso, Carlos.
Jajaja,
tan cierto como es de noche, señorita. El tendido 7, a coro, maullando como posesos.
La verdad es que me gusta tomar mis anotaciones, fumarme mis pitillos y tomarme mis cañas mientras observo el espectáculo. Ya son casi 29 años viendo toros y ya uno tiene callos en los ojos.
Por lo demás, le agradezco infinitamente las loas a mis escritos: primero porque ello me anima a seguir escribiéndolos, y segundo porque el halago adquiere mayor fuste viniendo de quien viene. De usted, que maneja la lengua de Cervantes a distancia sideral del que aquí escribe y de muchos más.
Otro beso para Vos.
Así que los toros estaban pal arrastre...
Carliños, yo de toros no se nada de nada, pero me leo todo lo que escribes, terminaré experta.
Me salio la galleguiña..
Jejeje,
al menos pretendo que veáis el espéctaculo desde otros ojos.
Espero conseguirlo, al menos, en parte.
Un beso señorita galaica ;)
jajajaj una corrida de desastre...lo cuentas con tanto detalle..que parece que estoy alli..
Te digo la verdad...nunca me han gustado los toros...me parece una barbaridad...pero lo cuentas de maravilla...
un abrazo carlos
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